La receta es de origen checoslovaco y me la dió mi madre, hace ya... ni me acuerdo!! tengo una carpeta llena de recetas de pasteles que ella pacientemente ha ido reescribiendo, guardando y recopilando para mí. Cada vez que abro esta carpeta, veo la imagen de mi madre en la cocina cocinando esos pasteles, yo no sé los que abrá cocinado en su vida, pero si alguien me preguntara cual es el recuerdo que tengo de mi madre, sería ese... mi madre y sus pasteles... lástima que ya perdió el hábito... pero en fín, melancolias aparte, aquí os dejo la receta.
INGREDIENTES
Masa:
150grs. harina
60grs. azúcar
100grs. mantequilla
1 yema huevo
1 cucharadita postre de leche
40grs. mermelada (al gusto, le yo puse de albaricoque)
Crema:
250ml leche
2 yemas huevo
1 paquete flan de vainilla (yo puse Potax)
30grs. azúcar
3 claras huevo
Decoración:
60grs. mantequilla
45grs. nata líquida
175grs. azúcar
30grs. miel
125grs. almendras laminadas o en bastoncitos.
ELABORACIÓN
Masa:
Tamizamos el azúcar con la harina. Troceamos la mantequilla y la mezclamos con la harina y el azúcar, la yema de huevo y la leche. Trabajar la masa hasta que ésta se vuelva fina y se despege de las paredes del bol donde la estemos trabajando.
Forrar un molde redondo (yo utilicé uno de 22cms) con la masa resultante y hornear en ciego hasta que tenga un bonito tono dorado, a unos 180C, unos 15/20 minutos según el horno.
Una vez conseguido el tono deseado, sacamos del horno y la dejamos enfriar. Enfriada ya la masa, la pincelamos con la mermelada, una vez hecho, reservar.
Decoración:
Combinar la mantequilla con la nata, el azúcar y la miel en una cazuela pequeña, hasta obtener un jarabe de color dorado. Añadir las almendras, mezclar y esparcir encima de un papel sulfurizado o un silpat en una bandeja de horno y alisar uniformemente su superficie, hasta conseguir un grosor entre 1 y 2 mm.
Encender el horno a 180C y meter el preparado de almendras durante 5 minutos en él.
Sacar del horno (pero no lo apagéis) y dejar enfriar lo suficiente, para cortar facilmente los cuadraditos que forrarán el alrededor del pastel (yo lo dejé enfriar unos 10 minutos no más, ya que si se endurece demasiado, será imposible cortarlo con una forma más o menos simétrica, aunque todo es probarlo y quizás también tendría su gracia el decorarlo con formas uniformes! )
Crema:
Calentamos al baño maría, la leche con las yemas de huevo, el flan en polvo y el azúcar, hasta conseguir una crema bien espesa (remover constantemente para que no se formen grumos). Dejar enfriar.
Montar las claras a punto de nieve, reservar.
Montaje:
Mezclamos la crema de huevo y vainilla con las claras montadas de una manera suave y envolvente, y cubrimos toda la masa anteriormente pincelada con mermelada. Intentar que quede una capa lo más gruesa posible. Alisar en la medida de lo posible su superfície y meter en el horno durante un corto período de tiempo, entre 5 y 15 minutos, lo justo hasta que veais que la superficie se vuelve algo de color rosa clarito.
Sacar del horno y dejar enfriar. Una vez frío, colocar la decoración alrededor del pastel presionando ligeramente y guardar hasta su consumo, tapado en la nevera.
Este es un pastel que a mi me encanta, como la mayoria de la pasteleria alemana o checoslovaca, que son dulces pero sin ser empalagosa, en su justa medida.
Como os sobrará seguramente decoración, la podeis guardar en un bote hermético sin problemas, ya que aguanta mucho tiempo o si no, se los dais de golosina a los peques y no tan peques de la casa, ya que no deja de ser un "caramelo toffe" artesano!
Buen provecho!!